lunes, 19 de agosto de 2013

Tu sombra.


Atravesando el bosque de los sueños, me encontré con tu sombra, aquella que me había perseguido durante todo ese tiempo sin verte, aquella que rebosaba tanto felicidad como dolor. 



Era una combinación constante de amor y sufrimiento que provocaba en mí ganas de no dejarte pero, a la vez, ganas de huir.


Dejándolo todo atrás, el bosque se hacía cada vez más y más oscuro, más lejano. y tu sombra brillaba en medio de aquella oscuridad con tanta intensidad que hacía de mi una sombra tan pequeña que apenas podía respirar. 



Tu luz tan brillante ya no venía de tu sombra, sino de ti. Que llegaste a donde ella estaba porque sabías que yo estaría ahí. Me miraste para, seguidamente, tomar mi mano.


Salimos al encuentro del mar, al océano, una metáfora de todo aquello que nos esperaba fuera ahora que estábamos juntos. 


Ahora que nada podría separarnos. Y tu voz susurrando en mi oído "no temas, Jamás te dejaré marchar."

No hay comentarios:

Publicar un comentario