Despertar...

Sentirte perdida como una niña de cinco años es una de las sensaciones más extrañas que he tenido. Sobre todo si tienes veintiún años...

A veces creo que está bien sentirse así alguna vez. Te ayuda a despertar y ver exactamente dónde estás, si lo que haces es lo correcto y si es lo que realmente deseas. Y así es. El problema viene cuando esa sensación se expande a otros aspectos de tu vida, cuando te sientes perdido porque tu mente no deja de pensar. Esa vocecilla que parlotea y parlotea sin parar, que no te deja respirar ni dormir, que te despierta en un mundo diferente al que estás acostumbrado para verte envuelto en un torbellino de pensamientos confusos e incomprensibles, donde cada idea, cada pensamiento, te sumerge en una confusión tan grande y descontrolada que te encuentras escondido en el rincón más oscuro y apartado de todo el estadio que acabas de representarte en la cabeza.

Sí, así es como a veces siento que pasan las cosas, que no tengo escapatoria a mis pensamientos y a esa pequeña persona que habita en mi conciencia. No sé si es necesario dejar claro que últimamente pienso demasiado las cosas, pero veo que no tengo en este momento otra cosa más que hacer. Solo pensar.

A veces pensar demasiado las cosas nos pueden llevar a generar caos en nuestro interior, pero otras veces puede ser revelador de lo que más deseamos en nuestro fuero interno. Y es precisamente ahí a donde he llegado, a ver qué es lo que realmente deseo y las ganas con las que lo quiero.

Lo peor de todo es no tener la capacidad de creerme con la valentía que supone llevar acabo dicha hazaña, no ver que sí puedo, a esto lo llamo autorepresión. Y no es porque no lo quiera, que lo quiero, sino porque hay una lucha que son incapaz de ver ganada...

Es todo demasiado complicado. O por lo menos yo lo veo así. He de liberarme de los demonios que me lo impiden y dejar paso al ángel que, con paso firme y decido, quiere arrebatarle el poder a aquellos que impiden su ascenso.
He de dejarlo salir, ya me han dicho, pero aun no veo el momento adecuado para llevar a término la tarea.

Solo espero que sea pronto y no demasiado tarde para dejarlo libre...