miércoles, 23 de abril de 2014

La Reina Y El Arquero II.

Anna nunca supo de estos planes hasta que su querido rey Alfonso, tras un año de matrimonio, poco a poco empezó a enfermar. Parecía que su felicidad poco iba a durar.

La enfermedad del rey no podía ser curada por ningún tipo de poción ni magia alguna. Anna no se explicaba que había pasado y poco tiempo le quedaba. Entonces recordó que su maestro era muy poderoso y que podía ayudarla. Pero había un alto precio que pagar por la vida de su adorado rey, tenía que entregarle su corazón como precio para deshacer el embrujo. La reina no se lo pensó dos veces, le entregó su corazón descubriendo así la oscuridad que ocultaba dentro.

Nuestra reina no sabía lo que había ocurrido, el poderoso mago entonces le contó los planes que tenía para ella y todo su reino, pero en ese momento Anna desapareció en medio de una tormenta de hubo azul. El mago no le dio mayor importancia porque ya tenía el corazón oscuro de la reina. Nada iba a impedir que cumpliese su cometido.

Anna estaba destrozada cuando volvió a palacio. Su rey había muerto, el mago se lo había llevado, así como su corazón.

El arquero se había convertido en caballero del reino del Sur. Habían sabido de la muerte del rey Alfonso de Oriente y del sacrificio de la reina Anna para poder salvar la vida a su esposo. Entonces decidió que tenía que ir a conocer a esa reina, algo le decía que era su destino.

Durante el viaje no pudo evitar pensar en aquella joven que tanta confusión le había provocado años atrás. Sabía que en algún momento sus caminos iban a cruzarse otra vez y descubrir, por fin, que era eso que sentía. Nuestro arquero no se había casado ni había formado una familia, ya que al formarse caballero siempre estaba en batallas y guerras para defender a su reino y su rey. En esta ocasión, la noticia de la maldición del mago amenazaba a todos los reinos.

Unos días después, llegó al reino de Oriente. Había oído las historias que contaban sobre su majestuosidad y belleza, pero jamás lo había podido comprobar él mismo. A pesar de que el reino fuese presa del pánico, sus habitantes eran amables y le escoltaron a palacio. Fue atendido de la mejor manera posible, dadas las circunstancias, y escoltado a su estancia.

La reina, después del funeral de hacía unas semanas de su esposo, decidió que era hora de tomar decisiones para proteger lo que ahora era su reino, el reino de Oriente. Se dio cuenta de todo lo que había conseguido. Pero aun le faltaba una cosa, lo que más anhelaba su corazón, aunque fuese en la distancia. 

Algo le decía que no le quedaba mucho tiempo y deseaba encontrar de nuevo a aquel arquero del tatuaje de león que años atrás había visto y no se había atrevido a conocer por miedo al amor. Ahora más que nunca lo necesitaba a su lado. 

El arquero ansioso por conocer a tan valiente reina, fue al gran salón en su busca, pero no la encontró allí. Parecía que una gran tormenta se cernía en todo el reino. No era una tormenta cualquiera, era de color púrpura y llenaba cada rincón del palacio. Al ver el arquero, ahora caballero, lo que estaba ocurriendo, gritando por todo el palacio el nombre de la reina. 

Anna se encontraba en los jardines, bajo el árbol más grande, pensando en un plan para evitar lo inminente. Empezó a sentir dolor en el pecho, el vacío de su corazón empezaba a notar el dolor de aquello que faltaba. Sentía que se le escapaba la vida y no podía hacer nada para evitarlo.

Desesperado, el arquero corría gritando "¡Anna! ¡Anna! ¿Dónde estás?". Anna le gritó desde el árbol "¡aquí estoy!". El arquero la sostuvo entre sus brazos ya en su lecho de muerte dejando ver su tatuaje de león en el brazo derecho. Al ver Anna quien era lo miró con los ojos llenos de lagrimas, por fin se sentía completa porque él, aunque fuese en sus últimos momentos, se encontraba a su lado. Él le acarició el rostro admirando su belleza y comprobando que ella sentía lo mismo que él. Estaban destinados a estar juntos, pero el destino les estaba poniendo a prueba dejando que se le escapase la vida de su amor verdadero por entre sus dedos.

Anna le contó antes de morir cómo años atrás había conocido a Chloe que le había ayudado a encontrar a su amor verdadero y como por miedo lo había dejado escapar. Él sabía que la había visto antes, sabía que era ella la joven de la taberna de aquella noche de invierno. Entonces Anna falleció. 

Entre tanto dolor el arquero gritó a los cielos viendo prácticamente encima esa tormenta púrpura que lo engullía todo. Entonces recordó que sólo una cosa podría salvar a su amada, devolverle su corazón y romper con la maldición del mago.

No había nada más puro en ningún reino que el amor verdadero. Un beso sincero bastaba para hacer volver a su amada a su lado. Con un beso lleno de amor y dolor. Acercó sus labios a los de Anna y la besó tan intensamente que inmediatamente la tormenta desapareció con la misma rapidez con la que vino. Oyó los latidos de un corazón que no era el suyo, era mucho más fuerte e intenso, y cuando se apartó de Anna pudo comprobar que ella estaba respirando y despertando, como si hubiese sido un sueño.

La tomó entre sus brazos llevándola hasta el gran salón, donde los sirvientes la atendieron con mucho cuidado. Su reina que tanto había perdido y tanto había sacrificado, por fin había despertado. Al levantarse, Anna no podía creer lo que veían sus ojos, realmente él estaba ahí. Le agradeció todo aquello que había hecho para salvarla y le preguntó su nombre. El arquero se llamaba Nathan, aun siendo arquero y siendo caballero, hizo lo que cualquier hombre que encontrase a su amor verdadero haría, pedirle a su amada que se casase con él.
 
Entonces Nathan y Anna se casaron en una gran boda tan espectacular como la de ella con el rey Alfonso. El rey siempre seria recordado como el más bondadoso del reino y más benevolente, siempre había demostrado afecto por todos sus súbditos. Y no esperaban menos del nuevo rey Nathan. Unos años más tarde Anna concibió un hijo de ambos, al que llamarían Hugo.


Y así, la historia de Anna y Nathan se convirtió en una leyenda de la cual siempre se recuerda el amor que se tenían el uno por el otro. La fuerza de su amor logró que ella recuperase su corazón y que la oscuridad pasase al olvido siendo el amor y la felicidad lo que colmaban su corazón. 

FIN:

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